jueves, 15 de mayo de 2014

Nuestra responsabilidad en la red





Un asunto sináptico: responsabilidad es conocimiento.

Quien crea que las redes sociales son el problema, imagine su vida sin ellas. Algunos podrán decir que no trabajan con las redes virtuales; igual las redes siguen trabajando en su vida, aunque la persona renuncie a controlar una porción considerable de su acción; por otro lado, pocas personas podrán decir que es buena idea no saber sobre quien les interesa, vivir sin sentir las nuevas tendencias en conocimiento, sociedad y vida al minuto, o ignorar la importancia de la contrastación frente a la información.


Si alguien  añora el perfume del papel escrito en una carta, siempre dispone  del correo tradicional, así como de la libertad de enviarla. (Y la libertad de tener la esperanza de recibir respuesta).

Sin embargo, es importante tener en cuenta que el control de la información que enviamos, depende de nuestras costumbres:
  1. Si se prende el GPS todo el día, como si de un chip intracutáneo, se tratase, existe un comando táctil de Off, que protege la privacidad de nuestros recorridos. 
  2. Si las fotos de su vida privada llegan directamente a Google +, hay una configuración que puede detener ese flujo constante de imágenes personales. 
  3. Si su reputación se afecta por lo que ha dicho o mostrado, puede aprender a comunicarse. 
  4. Si le molesta que la gente sepa sobre su vida, no la exhiba. Enfóquese en su aporte.
  5. Si no quiere enviar ideas, no lo haga, pero tampoco espere que le lleguen desde otras personas. 
  6. Si no quiere tener cuentas en las redes sociales, las puede cerrar, pero es necesario recordar que en comunicación, cuando no se actúa, se envía también un mensaje, el de la indiferencia o el de la inseguridad en el propio aporte. Además, alguien con aportes similares al suyo, lo hará.

Conflictos personales con la red. 

Es preciso entender que a pesar de su detracción frente a la realidad social de internet, usted ya tiene una huella en la red neural global. Es un hecho, los tiene desde que usó internet por primera vez e hizo su primera averiguación en algún motor de búsqueda. En comunicación, el no comunicarse, es también comunicación.

Si cree que las redes sociales son el problema, reflexione si hoy entiende más o menos sobre el mundo, respecto a aquello que alcanzaba a comprender hace 7 años. Se trata de pensar más en cómo podría hacer que esa red se parezca menos a Huxley y más al mundo en comunidad, y menos en el fatalismo de un era perdida, y no necesariamente deseable.

Todo en la vida tiene bemoles; los creamos especialmente cuando esperamos que todo es recibir sin dar. Está muy bien recibir, pero ello es la retribución de nuestro aporte. Hay gente diestra en hacer autogoles en las redes, hay gente muy buena para hacerlos, hay gente que puede impulsar su profesión haciendo uso adecuado de la red global. Lo que hacemos en la red, no es más que la expansión de lo que hacemos en la vida fuera de internet. Lo que recibimos en la vida, será resultado tanto del que hagamos o no tanto en nuestra vida física, como en nuestra existencia digital.

En las redes, al menos, tenemos feedback, el resultado negativo o positivo de nuestros actos resulta más rápido, y ello puede facilitar su gestión cuando obramos de manera consciente.

Es con nuestro conocimiento y con el desarrollo de consciencia, como decidimos si las aprovechamos o nos usan. Si las sabemos apagar, si las sabemos encender y alimentar. Es una ciudad / mundo virtual muy real, que expande sus riesgos y ventajas.

En los años 30, mucha gente también añoraba la paz que tenía sin la presencia del teléfono. Hoy somos parte, lo queramos o no, de un cerebro global, y podemos decidir el convertirnos en una neurona aislada, en un límbico arco reflejo o bien, transformarnos en una sinapsis de acción, reflexión y aprendizaje.

Por supuesto, somos responsables del manejo que le damos a nuestra red, tanto en el mundo físico, como en el plano virtual. El concepto de culpabilidad, no cabe, es pasivo. El concepto de responsabilidad, implica que podemos hacer lo que decidamos, siempre y cuando antes contemos con el conocimiento suficiente para hacerlo.